El Richmond Raceway es desde hace mucho tiempo uno de los circuitos más respetados y populares de la NASCAR. Situado en la capital de Virginia, el circuito se inauguró en 1946, como un óvalo de tierra de media milla, conocido como Atlantic Rural Exposition Fairgrounds. Lo que comenzó como un circuito ferial local se convirtió rápidamente en un punto de referencia para los deportes de motor, atrayendo a pilotos de primer nivel y a un público cada vez más numeroso. En 1953, llegó la primera división de la NASCAR, dando inicio a una tradición que continúa hasta nuestros días.
Originalmente una superficie de tierra plana, el circuito se asfaltó en 1968, lo que permitió carreras más rápidas y nuevos retos para los pilotos. Con el paso de los años, se ganó el sobrenombre de America's Premier Short Track (el mejor circuito corto de Estados Unidos) debido a sus carreras intensas y reñidas y a su apasionada afición. En 1988, las instalaciones se reconfiguraron para crear un óvalo en forma de D de 0,75 millas con un peralte de 14 grados en las curvas. Este rediseño mejoró la visibilidad para los aficionados y creó un trazado que combina los mejores elementos de la emoción de los circuitos cortos con la velocidad de los circuitos intermedios.
El Richmond Raceway ha sido testigo de algunos de los momentos más emblemáticos de la historia de la NASCAR. Desde las reñidas victorias de Dale Earnhardt hasta el dominio de Jeff Gordon a finales de los años 90 y principios de los 2000, el circuito ha sido escenario de leyendas. También ha sido escenario de dramáticas batallas en los playoffs, victorias sorpresa de los más desfavorecidos e innumerables finales con choques bajo los focos.
Además de la Copa NASCAR, Richmond ha acogido regularmente eventos de la Xfinity Series y la Craftsman Truck Series, lo que lo convierte en un fin de semana completo de carreras para los aficionados. La incorporación de las carreras nocturnas en 1991 aportó un nuevo nivel de energía al recinto, convirtiendo a Richmond en uno de los principales destinos deportivos de los sábados por la noche.
Durante las últimas décadas, el Richmond Raceway ha seguido mejorando sus instalaciones, añadiendo mejoras para los aficionados, como la moderna fan zone en el interior del circuito, asientos mejorados y pantallas interactivas. A pesar de su crecimiento, el circuito nunca ha perdido su encanto tradicional ni su compromiso con las grandes carreras.
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